jueves, 22 de mayo de 2014

Afrodisiacos


Uno de los temas recurrentes en estas fechas es el de los alimentos afrodisíacos. Nunca lo he entendido. Me parece que no tienen nada de estimulante el tomar esas comidas con el apetito sexual que puedan despertar. Por poner algunas: angulas con gambas, souflé de queso a la pimienta, piña al ron, bogavante con salsa de mostaza, brochetas de ostras con bacon, aguacates rellenos con gulas, pollo con rosas, ternera picante con leche de coco… Así podríamos estar hasta que se le acabasen las ideas al chef de turno. ¿De verdad puede la comida despertar pasiones? Bueno, a mí nunca me ha pasado, claro que tampoco he comido nunca estas extrañas combinaciones, aunque sí fresas, chocolate, champán, melocotones, vainilla, etc, que se supone que también son estimulantes. Otra cosa es que se tomen estos alimentos con juego erótico de por medio o estando ya predispuesto/a para la “acción”.
No quiero imaginarme qué pasaría en una cita con alguien que no te gusta, o en una comida de empresa, o en una reunión de amigos, y todos, tras tomar un alimento afrodisiaco, acabasen como perros en celo.
Creo que esto es más psicológico que biológico, y que realmente los afrodisiacos son un mito.

jueves, 15 de mayo de 2014

Comprar Piscinas hinchables


Los olores nos muestran realidades especiales. Por el olor puede gustarte una persona, o puedes odiarle. Por el olor puedes cambiar tu actitud a la hora de comer, o a la hora de mantener una simple conversación.
Si se nos acerca alguien a quien le huele la boca, por ejemplo, no estaremos cómodos e intentaremos terminar cuanto antes la conversación. En cambio, si se acerca alguien que lleva un perfume que nos agrada, intentaremos prolongar ese momento.

Hay olores que nos llevan a instantes vividos, nos envuelven en el pasado. O nos recuerdan a alguien… Cada vez que huelo pollo asado por la calle procedente de un comercio de esos de llevarse la comida a casa, recuerdo la playa, ¿por qué? No se, pero me encantaría comer pollo en un chiringuito frente al mar, jeje.
Tengo perfumes y colonias que me hacen revivir Piscinas hinchables del pasado. Tanto es así que prefiero no volver a usarlas. Soy bastante cambiante en cuanto a las fragancias. Pero en ocasiones es preferible modificar algunas cosas triviales para no sufrir.
En cuanto al tema de olores corporales, debo mencionar mi agrado ante los sudores de algunos hombres. No penséis que me gusta el olor a macho cabrío, no, no. Pero hay algunos tíos que desprenden un olor realmente atrayente. A veces me sorprendo, pues puede ser un hombre de cualquier edad: adolescente, joven, maduro, mayor. Me doy cuenta que nunca he olido el sudor de una mujer. Será porque no tenemos unos olores tan fuertes. Lo que es insoportable es el olor de ciertas personas que, comprobado fehacientemente por mi nariz, no deben ducharse en varios días, y cómo se te acerque una a menos de un metro estás perdido/a.
Me encanta el olor del chorizo, chuletas, etc, a la parrilla, días de campo y Piscinas hinchables, mmmm. El olor de gasolina también es agradable, y el de las lilas y madreselvas. Y por supuesto, no puedo olvidar el olor que trae el mar cuando estás en la playa, enlace.

Cada uno, dependiendo de las vivencias que tenemos, estamos esclavizados a determinados olores. Si te ha pasado algo malo o bueno y tu pituitaria estaba oliendo algo característico, el cerebro es capaz de almacenar ese olor para toda la vida y relacionártelo con ese momento, aunque tú no te dieses cuenta en ese instante.